Comenzamos ya a asistir a la confrontación electoral. Es el momento en el que los que nos representan políticamente en la sociedad se van a someter a nuestro veredicto. Y uno ve con frecuencia cómo estos grupos, llamados partidos políticos, luchan por el poder y organizan toda una movilización de tipo política con carteles, declaraciones en los medios hoy sí y mañana también, mítines, reuniones con grupos sociales determinados, etc…
Lo que pongo en duda es que este tipo de campañas propongan un cambio de valores y establezcan nuevas prácticas de participación social. Visitan nuestros barrios en estos días. Pero ¿cuántas veces en los cuatro años últimos se han reunido en nuestras asociaciones de vecinos con sus integrantes y los miembros del barrio? ¿Cómo están afrontando en los barrios más sencillos donde se acumula el mayor número de inmigrantes el diálogo intercultural, el equipamiento social y cosas similares de manera que la convivencia y la integración florezcan a sus anchas?
Si estas cosas y otras muchas similares no se dan con naturalidad en los tiempos normales, fuera de las contiendas electorales, ¿por qué dicen que nos representan políticamente?
Sin embargo vemos que por otra parte florecen en nuestra sociedad grupos que se movilizan contra el mal uso de la naturaleza, movimientos que luchan por crear espacios de reflexión y de acción transformadora de las realidades, redes de grupos que se alían para fortalecer sus presencias en los ambientes más desfavorecidos, grupos de mujeres que se ponen de acuerdo en sus ideales feministas, gente que tiene que asociarse como consumidores para poder exigir sus derechos, y un sin fin de iniciativas más, que tienen en común una cosa muy importante: crear nuevas relaciones sociales que nos den los ciudadanos más poder.
Y todo lo que hacen estos grupos es una acción política, porque no es otra cosa que liarse a favor del bien común. Y entonces, ¿no quedábamos que los partidos nos representan políticamente? Algo está fallando en su funcionamiento interno y externo que está impidiendo que el resto de los ciudadanos les podamos transferir nuestras esperanzas, nuestras inquietudes, nuestras responsabilidades, nuestros deseos de ser alguien en la sociedad. Sería bueno que aparte de luchar por el poder reflexionaran también en esta etapa sobre su papel de representantes del pueblo. Del pueblo llano y sencillo, que también tiene capacidad de pensar y de expresarse. Sería bueno también que en todo momento, no solo en éste de las elecciones, se sentaran con estos grupos y les escucharan. Y además se pusieran a hacer cosas junto a nosotros, o con nosotros.
A.Quintana
Lo que pongo en duda es que este tipo de campañas propongan un cambio de valores y establezcan nuevas prácticas de participación social. Visitan nuestros barrios en estos días. Pero ¿cuántas veces en los cuatro años últimos se han reunido en nuestras asociaciones de vecinos con sus integrantes y los miembros del barrio? ¿Cómo están afrontando en los barrios más sencillos donde se acumula el mayor número de inmigrantes el diálogo intercultural, el equipamiento social y cosas similares de manera que la convivencia y la integración florezcan a sus anchas?
Si estas cosas y otras muchas similares no se dan con naturalidad en los tiempos normales, fuera de las contiendas electorales, ¿por qué dicen que nos representan políticamente?
Sin embargo vemos que por otra parte florecen en nuestra sociedad grupos que se movilizan contra el mal uso de la naturaleza, movimientos que luchan por crear espacios de reflexión y de acción transformadora de las realidades, redes de grupos que se alían para fortalecer sus presencias en los ambientes más desfavorecidos, grupos de mujeres que se ponen de acuerdo en sus ideales feministas, gente que tiene que asociarse como consumidores para poder exigir sus derechos, y un sin fin de iniciativas más, que tienen en común una cosa muy importante: crear nuevas relaciones sociales que nos den los ciudadanos más poder.
Y todo lo que hacen estos grupos es una acción política, porque no es otra cosa que liarse a favor del bien común. Y entonces, ¿no quedábamos que los partidos nos representan políticamente? Algo está fallando en su funcionamiento interno y externo que está impidiendo que el resto de los ciudadanos les podamos transferir nuestras esperanzas, nuestras inquietudes, nuestras responsabilidades, nuestros deseos de ser alguien en la sociedad. Sería bueno que aparte de luchar por el poder reflexionaran también en esta etapa sobre su papel de representantes del pueblo. Del pueblo llano y sencillo, que también tiene capacidad de pensar y de expresarse. Sería bueno también que en todo momento, no solo en éste de las elecciones, se sentaran con estos grupos y les escucharan. Y además se pusieran a hacer cosas junto a nosotros, o con nosotros.
A.Quintana
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