jueves, 27 de agosto de 2009

70 aniversario llegada refugiados españoles a Chile




Bachelet celebrará el 70 aniversario de la llegada de refugiados españoles

Por Agencia EFE – hace 10 horas 27 08 09

Santiago de Chile, 26 ago (EFE).- La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, invitará a refugiados de la Guerra Civil española que llegaron a Valparaíso en el barco Winnipeg, en el marco de la conmemoración del 70 aniversario de su arribo, informaron hoy a Efe fuentes de la Asociación Winnipeg.

Bachelet y los miembros de esta asociación, integrada por los refugiados que llegaron en 1939 a Chile y sus familiares y amigos, celebrarán el próximo miércoles en el Palacio de La Moneda el aniversario de la llegada de alrededor de 2.300 refugiados al puerto chileno en un barco fletado por el poeta Pablo Neruda.

Entre el uno y el ocho de septiembre se desarrollarán varias actividades conmemorativas, entre las que se incluyen exposiciones fotográficas, conferencias y recitales líricos.

Los pintores Roser Bru y José Balmes, y el ingeniero Víctor Pey, todos ellos pasajeros del Winnipeg, participarán en una mesa redonda, mientras que el 3 de septiembre, coincidiendo con el día que la nave llegó a Chile, los refugiados rendirán un homenaje a Pablo Neruda con un viaje a la casa del poeta en Isla Negra.

Las actividades continuarán el 4 y el 8 de septiembre con conferencias y recitales líricos de los poetas Bejamín Prado, Mario Lorca y Julio Gálvez Barraza, en la casa de Neruda en Santiago, "La Chascona", y en la Biblioteca Nacional.

Pablo Neruda conoció la situación de los refugiados españoles en campos de concentración franceses durante su etapa de cónsul chileno en Barcelona y Madrid.

A su regreso a Chile, en 1937, convenció al entonces presidente Pedro Aguirre Cerda para fletar un barco para trasladar a algunos refugiados a Chile para ofrecerles una vida mejor.

En 1939, el poeta viajó a Francia con este propósito, donde recibió miles de solicitudes de españoles refugiados que querían embarcarse en el Winnipeg rumbo al continente americano.

Ayudado por el ex gobierno republicano español, Neruda seleccionó las familias de refugiados que partieron desde el puerto Trompeloup-Pauillac, cerca de Burdeos, en un antiguo carguero francés llamado Winnipeg el 4 de agosto de 1939.

Un mes más tarde, "el más grande poema de Neruda", tal y como calificó el poeta la hazaña, arribó al puerto chileno de Valparaíso.

José Balmes, uno de los refugiados españoles que llegó cuando tenía 12 años junto a su familia, valoró el esfuerzo del gobierno del presidente Cerda, que les mantuvo durante seis meses a su llegada, y aseguró a Efe que "la acogida del gobierno chileno fue una cosa maravillosa".

© EFE 2009.

martes, 25 de agosto de 2009

Mujeres en el Islam





Mujeres en el islam: tradición o emancipación
Juan José Tamayo 24/08/2009 www.elpais.com

http://www.elpais.com/articulo/opinion/Mujeres/islam/tradicion/emancipacion/elpepuopi/20090824elpepiopi_5/Tes

Las religiones no se llevan bien con las mujeres, que viven en un estado de permanente minoría de edad, justificado por la apelación a revelaciones divinas, a preceptos inamovibles o a la supuesta voluntad del fundador. Apenas hay excepciones al respecto. A ellas no se les permite el acceso al ámbito de lo sagrado, que es una especie de sanctasanctórum al que sólo llegan los varones. No son consideradas sujetos morales con capacidad de actuar responsablemente. Su conciencia está sometida a las leyes religiosas. Su libertad se ve tutelada por los varones. Su sexualidad es controlada por una moral represiva impuesta por los clérigos y moralistas de vía estrecha.


La discriminación no está en los textos sagrados, sino en su interpretación patriarcal

Y, sin embargo, ¡qué paradoja!, las mujeres suelen ser las más fieles seguidoras de las orientaciones religiosas, las que más participan en los ritos sagrados, las que inculcan con más tesón los sentimientos religiosos a sus hijos e hijas, las que de manera más eficaz ayudan a mantener intactos los sistemas de creencias religiosas y las que más contribuyen a reproducir la organización patriarcal de las religiones.

El islam es una de las religiones más cuestionadas por su carácter patriarcal y androcéntrico en sus textos sagrados, en la interpretación de los mismos, en la legislación y en la organización interna. Y ello en todos los ámbitos: el político, el religioso, el cultural, el familiar, el laboral, etcétera. En muchas de las sociedades musulmanas la situación de las mujeres no se caracteriza precisamente por su emancipación ni por la igualdad de derechos con los varones. Las demás religiones también suelen caracterizarse por una ideología y un funcionamiento patriarcales similares a los del islam, pero no son tan criticadas como éste.

La pregunta que el estudioso del islam se plantea es si la discriminación de las mujeres resulta inherente al islam. Ésa es, a decir verdad, la idea más extendida en el imaginario de Occidente. Y del imaginario se pasa fácilmente a convertirse en una tesis irrefutable.

Pero las cosas no son tan simples. En el seno del islam se están desarrollando importantes tendencias feministas que cuestionan la interpretación patriarcal del Corán y la consideran contraria a la praxis del Profeta. Creen, más bien, que el Corán defiende la igualdad entre hombres y mujeres, y que, leído desde la perspectiva de género, es un importante instrumento a favor de la liberación de la mujer. Y no van descaminadas. Veamos por qué.

En la Arabia preislámica las mujeres carecían de reconocimiento jurídico y eran consideradas inferiores a los varones. Era tal la ofensa que suponía el nacimiento de una niña en aquella sociedad, que algunos padres llegaban incluso a matarla al nacer, como constata el Corán, que condena rotundamente esa práctica (16, 58-59). En un clima así, el Corán supone un avance importante, ya que considera a las mujeres sujetos y les reconoce los mismos derechos y deberes que a los hombres, como demuestra el lenguaje inclusivo de este texto: "Dios ha preparado perdón y magnífica recompensa para los musulmanes y las musulmanas, los creyentes y las creyentes, los devotos y las devotas, los sinceros y las sinceras, los pacientes y las pacientes, los humildes y las humildes, los que y las que dan limosna, los que y las que ayunan, los castos y las castas, los que y las que recuerdan mucho a Dios" (33, 35).

Hay, con todo, en el Corán restos patriarcales que defienden la superioridad del varón, su función protectora de la mujer y que vinculan la virtud de las mujeres con la devoción, la obediencia y la actitud sumisa hacia los maridos. La rebeldía debe ser castigada: "Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de las preferencias que Dios ha dado a unos más que a otros y de los bienes que gastan. Las mujeres virtuosas son devotas. Y cuidan, en ausencia de sus maridos, de lo que Dios manda que cuiden. ¡Amonestad a aquéllas que temáis que se rebelen, dejadles solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis con ellas" (4,34) (traducción de Julio Cortés).
Hay teólogas feministas musulmanas que creen que los textos que justifican el sometimiento de la mujer al varón deben entenderse en sentido metafórico y que la traducción "¡pegadles!" resulta incorrecta. En cualquier caso entienden que dichos textos discriminatorios no pueden considerarse normativos aquí y ahora.

Al expandirse el islam fuera de la Península Arábiga, se incorporaron costumbres discriminatorias de las mujeres contrarias al texto sagrado y se introdujeron en la Sharía (Ley Islámica). Es precisamente esta ley la que debe ser revisada -e incluso derogada-, a la luz de los derechos humanos y desde la perspectiva de género. En esa dirección va el feminismo islámico que lucha por recuperar la tradición igualitaria de los orígenes y por liberar a las mujeres de las costumbres patriarcales que tienen a las mujeres sometidas y excluidas de los espacios de responsabilidad en la religión, la cultura, la política, el ejercicio de la ciudadanía y la vida cotidiana. Tal sumisión poco tiene o nada tiene que ver con la religión.

lunes, 24 de agosto de 2009

Tengo un problema: me quieren matar




La diputada afgana Malalai Joya, símbolo de la lucha de la mujer afgana, vive amenazada en la clandestinidad

RAMÓN LOBO - Kabul - 24/08/2009 www.elpais.com


Malalai Joya tiene un serio problema: la quieren matar. Esta mujer menuda, de 35 años, casada, sin hijos, diputada sin escaño y que vive en la clandestinidad, es uno de los símbolos de la lucha de la mujer afgana contra una estructura mental, política y social machista y violenta que las condena a una vida de invisibles. Cambia constantemente de casa de apoyo protegida por un grupo de guardaespaldas y fieles ayudantes. "Me han intentado matar cinco veces y sé que lo intentarán de nuevo y es posible que un día lo logren pero no pienso renunciar ni marcharme al extranjero. Mi lucha está aquí".

La Loya Jirga (la Gran Asamblea) -un instrumento democrático en la tradición afgana en la que los notables de todo el país se reunían para tomar decisiones por consenso- del 17 de diciembre de 2003 cambió la vida de Joya. Cuando tuvo la oportunidad de hablar arremetió contra "la presencia de los criminales de guerra misóginos que habían destrozado Afganistán convirtiéndola en el centro de guerras internacionales". Se refería los jefes de las distintas facciones mujaidines, considerados por la mitología popular héroes en la lucha contra el invasor soviético, y que si alguna vez lo fueron se dejaron el crédito en las luchas posteriores entre ellos y en las matanzas de civiles en las que nadie queda libre de culpa. Hubo murmullos, nervios, gritos e intentos de retirarle la palabra. En un instante Malalai Joya se convirtió en una celebridad para la mitad del país y en un demonio para la otra mitad. Su problema es que las armas y la indecencia están en manos de la mitad que le ha condenado a muerte.

Cuando pisa la calle deja atrás a sus guardaespaldas que más que protegerla atraerían las miradas y se esconde bajo una burka, que en su caso es vida. Viaja mucho por el extranjero para denunciar la situación de la mujer en su país y la presencia de las "tropas de ocupación". Nunca lo hace por el aeropuerto de Kabul, donde sería detenida, sino de forma clandestina. Fue expulsada del Parlamento pese a haber sido elegida en 2005 por la provincia de Farah. Su delito: decir que era una asamblea de narcotraficantes, asesinos, misóginos y burros.

Esos señores de la guerra son los que destrozaron la estructura social de Afganistán en la que gobernaban las barbas blancas, los ancianos de los pueblos que se reunían en consejos locales y regionales para tomar decisiones sobre su comunidad. No había gobiernos ni oposiciones, sino la obligación de alcanzar consensos, de que nadie saliera derrotado, costara el tiempo que costara. Un tipo de democracia, que es el respeto a las minorías en el gobierno de las cosas de todos. Como en África con los ancianos. Otra jerarquía social desaparecida y sustituida por la corrupción, la violencia y la impunidad.

Han sido los 30 años de guerra y sus múltiples actores los que han destrozado un país hermoso lleno de gentes afables que desean tener futuro. Los talibán son un actor más, una consecuencia radicalizada de la voladura de la estructura social mucho más respetuosa con la mujer que la de ahora. A la comunidad internacional (excepto los británicos, claro) que mandó miles de soldados y millones de euros no debió leer mucho a Rudyard Kipling. Una pena: le hubiera ahorrado disgustos.

sábado, 22 de agosto de 2009

Multinanacionales prologan la guerra en el Congo

Multinacionales que
quieren prolongar
la guerra en el Congo



Zenit, agencia de noticias del Vaticano, dijo hace poco que “la crisis humanitaria más olvidada en nuestro planeta es la del Congo” De vez en cuando en los medios asoma la tragedia pues ya no hay modo de ocultarla. Pero lo que se dice de ella es todavía irrisorio e insultante en comparación con la magnitud de la barbarie y el genocidio. Y no hay llanto, ni pedir perdón, ni propósito de enmienda.

En esta Carta a las Iglesias de vez en cuando decimos una palabra sobre el Congo. Es un muy pequeño grano de arena. Ahora, aunque no sea más que por pudor, volvemos a recordar a ese inmenso “pueblo crucificado”. Presentaremos, resumidamente, tres textos que han llegado a nuestras manos estos días. Terminaremos con una breve reflexión.

1. “Quieren prolongar la guerra en el Congo”


En Periodista Digital del 27 de noviembre el jesuita Ferdinand Muhigirwa acusa a la comunidad internacional de querer prolongar la guerra en el Congo. “Si la comunidad internacional lo quisiera realmente, la guerra en la República Democrática del Congo terminaría en pocos días”.

Y da la razón. “Está claro que la raíz del conflicto son los minerales, de los que se benefician las empresas mineras y los países extranjeros, pero no la población autóctona que se ve obligada a vivir con menos de un dólar al día”. Los organismos supranacionales, como la Unión Europea, prefieren que la contienda se mantenga y ”se prolongue en el tiempo de forma interminable”.


El genocidio, por causa de la guerra y la pobreza, es claro. “Es terrible que en un país tan extremadamente rico la población viva abocada a tales niveles de pobreza”. Y crece la deshumanización.

En El Salvador lo entendemos bien. Desde hace décadas se produce el abandono progresivo de la agricultura: “la gente no quiere seguir trabajando en los sectores tradicionales porque prefiere enriquecerse en las minas” Y sufren los niños: “Las familias permiten a sus hijos abandonar el colegio desde edades muy tempranas para excavar. Creen que así se van a hacer ricos, cuando después la mayoría no consigue más de 50 dólares al mes”.

Son palabras mayores.

1. la guerra en el Congo es un genocidio que ha producido 5 millones de muertos en 15 años.
2. El genocidio puede ser detenido, pero la comunidad internacional, las democracias del Norte, no quieren detenerlo.
3. El Congo es un pueblo activamente crucificado.



2. “El teléfono celular: ataúd del Congo”



En lenguaje periodístico Cristóbal Saura explicaba en El portal del medio ambiente, el 6 junio de 2007, por qué ocurre el genocidio y por qué se oculta.


El genocidio.


En las montañas orientales del Congo hay coltán y niobio, además de oro, diamantes, cobre y estaño. El coltán, abreviatura de colombio-tantalio, está en suelos de una antigüedad de tres mil millones de años. Se usa con el niobio para fabricar los condensadores para manejar el flujo eléctrico de los teléfonos celulares. Cobalto y uranio son elementos esenciales para las industrias nuclear, química, aeroespacial y de armas de guerra. Alrededor del 80% de las reservas mundiales de coltán están en el Congo.

Por el control de estos minerales escasos hay una guerra tremenda. Los poderes multinacionales quieren controlar la minería de la región. Conclusión: “el motivo del genocidio son estos minerales que buscan las corporaciones” y además están destruyendo la segunda área verde del planeta después del también amenazado Amazona.


Un poco de historia.


En 1996 Estados Unidos patrocinó una invasión de fuerzas militares de las vecinas Rwanda y Uganda. Hacia 1998 tomaron el control y ocuparon las áreas mineras estratégicas. Muy pronto, el ejército rwandés comenzó a ganar más de 20 millones de dólares por mes con la minería del coltán. Hay cientos de informes que denuncian abusos de los derechos humanos en esa región minera.


Las empresas con capacidad tecnológica convierten el coltán en el codiciado tantalio en polvo y lo venden a Nokia, Motorola, Compaq, Sony y a otros fabricantes que lo usan en teléfonos celulares y otros aparatos de tecnología “de punta”.


Keith Harmon Snow dice que para analizar la geopolítica del Congo y las razones de una guerra casi inacabable desde 1996, hay que comprender el crimen organizado por negocios multinacionales.

La guerra del Congo se planificó con las inversiones de corporaciones multinacionales de Estados Unidos, Alemania, China y Japón en la región. Y está apoyada por las más poderosas corporaciones, la Cabot Corporation y al OM Group, de Estados Unidos; la HC Starck de Alemania; y Nigncxia, de China.

Redes criminales, preparadas y mantenidas por esas multinacionales, practican la extorsión, soborno, violación y matanzas. Y obtienen beneficios sin precedentes con la minería del Congo. Hasta 6 millones de dólares en cobalto crudo salen a diario de la RDC. Sin embargo, casi nunca aparecen estas compañías en los informes sobre derechos humanos.

Personajes relacionados con el negocio del coltán han estado muy cercanos al gobierno de Estados Unidos. Sam Bodman fue llamado por el Presidente Bush en 2004 para ser Secretario de Energía. Nicole Seligman fue consejera legal de Bill Clinton. Muchos que alcanzaron posiciones de poder en la administración Clinton pasaron a altos cargos en Sony Corporation.

En el negocio participan distribuidores norteamericanos de armas, como Simax, y las compañías que fabrican material de guerra para el Pentágono, llamadas “proveedores de Defensa”, Lockheed Martin, Halliburton, Northrop Grumman, GE, Boeing, Raytheon y Bechtel. Incluso organizaciones pseudo humanitarias como CARE, el Comité de Rescate Internacional; “Conservation”, empresas de relaciones públicas y grandes medios de comunicación como The New York Times.


Se han hecho grandes fortunas, vendiendo electrónica de alta tecnología para que la disfruten los norteamericanos y europeos, los japoneses y los “nuevos ricos” de América Latina, China y la India.


El encubrimiento.


El 5 de junio de 2006, se leía en la portada de la revista Time: “Congo: El Peaje Oculto de la Guerra más Mortal del Mundo”. Es cierto que el artículo mencionaba brevemente el coltán y su uso en los teléfonos celulares y en otros aparatos electrónicos. La guerra era una tragedia horrible, pero nada decía de las actividades de las corporaciones y los gobiernos extranjeros, para, a través de la guerra, apoderarse del coltán. Ni tampoco, de quiénes obtienen de esta guerra resultados financieros y políticos.

Johann Hari en The Hamilton Spectator, el 13 de mayo de 2006, sí analizó el origen de esta y otras guerras en África. “El único cambio a través de las décadas ha sido qué recursos naturales se buscan para consumo occidental: caucho bajo los belgas, diamantes bajo Mobutu y ahora coltán y casiterita”. Lo más cruel es que los medios no dicen nada de que estos conflictos han llevado a la población africana a una vida inhumana.


3. “Cada kilo de coltán cuesta la vida a dos niños”



Lo dice Alberto Vázquez Figueroa en el ABC del 12 de noviembre de este año. Cuenta el impacto de la guerra del coltán en los niños. Reproducimos sus reflexiones, formuladas con palabras de las preguntas y de sus respuestas.

“Los niños, de entre siete y diez años, son grandes víctimas de la lucha por el coltán. Son terriblemente explotados, y se les “paga” 25 centavos de euro al día. ¿Estamos ante la esclavitud del siglo XXI? El coltán lo extraen niños porque se encuentra en yacimientos a muy baja profundidad, y con sus pequeños cuerpos son los que caben mejor por los recovecos.

Muchos de estos niños mueren víctimas de horribles desprendimientos de tierra. Y se quedan ahí enterrados. Lo que no han querido las empresas que fabrican aparatos con coltán es que eso se supiera. Yo he vivido dos décadas en África y algo había oído. Hay fotos de esa barbaridad: niños semiesclavos respirando polvo mientras llueve a mares o se los lleva la riada. Eso es un infierno. Han llegado cientos de miles de refugiados y aquello es un desastre.


Yo me pregunto: ¿cómo en el siglo XXI toda nuestra tecnología depende de que haya un niño dando martillazos a una piedra y a un pedazo de tierra que se le viene encima? ¡Esto es de locos! Todos recordamos a tutsis y hutus matándose a machetazos, no olvidamos las iglesias quemadas con toda la gente dentro, ni a los niños perseguidos, con los brazos y narices cercenados. 700,000 desplazados y ya casi cinco millones de muertos ¡por el maldito coltán y para que nosotros tengamos una vida más cómoda!

No paramos la guerra porque las grandes empresas y gobiernos no quieren que se pare. Si se paraliza la guerra no se hace negocio con el coltán. Se quedaría en el Congo. Quien controle el coltán controlará nuestra vida”.


Reflexiones desde El Salvador



1. No es posible leer textos como éstos sin sentirse mal, pero alguno podrá preguntarse por qué fijarnos en el Congo cuando en El Salvador también vivimos en medio de gravísimos problemas. Y además, poco podemos hacer. La respuesta es: “por pudor”. No se puede ser humano, ni en El Salvador ni en Roma, si no hacemos hoy central el dolor del Congo.


Y también por un mínimo de honradez. En los peores años de represión contra el pueblo salvadoreño, se levantaron voces en Estados Unidos y en Europa para dar a conocer nuestra tragedia y ofrecernos solidaridad. Poco podemos hacer desde aquí, pero al menos difundamos lo que está pasando en el Congo.

2. Por lo que toca a la UCA, ahora que recordamos a nuestros mártires jesuitas sería irresponsable no recordar a los jesuitas del Congo y sus mártires. Un jesuita, Christophe Munzihirwa, arzobispo de Bukavu, fue asesinado en 1996 por defender a cientos de miles de refugiados. Lo llaman “el san Romero de África”.


Ahora recibimos este mensaje de Ferdinand Muhigirwa, jesuita congoleño, director del Centro de Estudios para la Acción Social que clama desde Kinshasa. Nos recuerda las palabras de nuestros mártires. Y nos sentimos hermanos. Y nos acordamos también del Padre Arrupe, cuando nos exigió a todos “la lucha por la justicia”, pagando el precio necesario. 49 jesuitas han sido asesinados desde entonces en el tercer mundo. Y el mismo Padre Arrupe sufrió fuerte persecución al interior de la Iglesia.

3. La realidad del Congo desenmascara la falsedad del “mundo de abundancia, civilizado y democrático”, lo acusa y lo juzga. Casaldáliga escribe: “África ha sido llamada el calabozo del mundo, una Shoá continental”.

Nuestro amigo Luis de Sebastián ha escrito un impresionante libro con el título: “África, pecado de Europa”. Bueno y necesario es recurrir al lenguaje religioso de “pecado”. No es políticamente correcto, pero el lenguaje civil, correcto y democrático, no ha descubierto una palabra equivalente. En teología, “pecado” es “lo que da muerte”. Dio muerte al hijo de Dios y sigue dando muerte a millones de hijos e hijas suyas.


4. Por coincidencia, escribimos estas páginas en el tercer aniversario de la muerte del Padre Jon Cortina.

En el salmo hemos rezado: “En el consejo de los dioses se levanta Dios y los acusa: “¿hasta cuándo juzgarán inicuamente? Juzguen a favor del débil y del huérfano; hagan justicia al humilde y al indigente; liberen al débil y al pobre y arránquenlos de las manos de los impíos”.

Es el juicio de Dios ante la guerra de El Congo contra los dioses, imperios, transnacionales, medios de comunicación.


5. Y permítanme una reflexión personal. Yo me enteré que había una guerra en el Congo hace unos diez años. No sabía lo que era el coltán, ni para qué servía. Y menos sabía de los criminales manejos de occidente para conseguirlo.


De todo ello no me enteré ni en la UCA, ni en mis visitas a Estados Unidos y Europa. Me lo contaron sencillas religiosas que vivieron las tragedias de Ruanda y Burundi, y trabajaron en los campos de refugiados de Bukavu, el Congo. Me abrieron los ojos.

Y les he visto trabajar en comités de solidaridad en toda España, con suma sencillez, con medios muy limitados, pero con gran lucidez y amor. Publican Umoya, revista sobre la realidad actual de África. Siguen adelante. Y son las que más saben de África.


Me recuerdan las palabras que le escuché a Joe Moackley, congresista por Massachussets, cuando venía a defender a los campesinos salvadoreños de la represión del ejército gubernamental: “cuando tengo que votar en el Congreso sobre nuestra política en algún país del tercer mundo, para informarme no me pongo en contacto con nuestras embajadas, sino con religiosas que trabajen allí. Son las que más saben”.

6. Con el coltán se hacen misiles, teléfonos celulares y hasta juguetes. Cuando los usemos recordemos a los 5 millones que han muerto en esta guerra, y recordemos a gentes como Ferdinand Muhigirwa, que nos mantiene en la verdad y en el amor.

7. A las personas a las que he visto mantener la esperanza para el Congo son las religiosas que han estado allá. No son ingenuas, pero con cariño y admiración recuerdan la bondad que han visto.



Jon Sobrino

viernes, 21 de agosto de 2009

¿El 15% de los jóvenes españoles son fanáticos?

IDIOSINCRASIA
21 Ago 2009

Según un reciente estudio, el 15% de los jóvenes españoles votaría a un partido racista. Y según otro estudio, el 15% de los jóvenes vascos apoya la violencia por motivos políticos. Conclusión: el 15% de los jóvenes españoles son fanáticos, solo que, dependiendo de la región, apuntan sus fanatismos a objetivos distintos.
La culpa, según algunos, es de la PlayStation, de Marilyn Manson y de esas películas modernas que tanto incitan a la violencia. Claro que ETA nació en tiempos de los Beatles, El Dúo Dinámico y Superratón. Y tampoco parece que la generación Tuenti sea más racista que la generación correo postal. Pero de padres gatos, ya se sabe, hijos michines. La facción más escorada de la derecha patria (y sus medios de comunicación) opina que ser como ellos es parte de nuestra idiosincrasia, y que si uno se pasa de moreno, o dice “papito”, pues español, lo que se dice español, no lo será en su vida. Y la otra derecha, la centrífuga, afirma que llenar las calles con retratos de terroristas es una cosa si no deseable, sí democráticamente tolerable (después de todo, sólo tratan de expresar su sano apoyo hacia los asesinos de su pueblo).

De modo que los españoles podemos felicitarnos por no haber ido a peor. Tras tanta reforma educativa y tantísima pedagogía política, hemos conseguido limitar el fanatismo social a un razonable 15%. Quizá Zapatero, con su proverbial optimismo antropológico, deba anunciar solemnemente que tenemos una de las intolerancias más sólidas de nuestro entorno. Los datos aportados por los estudios nos garantizan que, en el futuro, habrá un 85% de españoles que no sea explícitamente racista y un 85% de vascos que no crea que matar personas es una opción vital como otra cualquiera. La mala noticia es que, en ese futuro, los jóvenes encuestados podrán votar, dando nuevas alas a formaciones políticas xenófobas y filoterroristas. Pero bueno, oye, tampoco vamos a renunciar a todas nuestras señas de identidad.

Así las cosas, los progresistas, o lo que quede de ellos, ya pueden ir metiendo mano en sus agendas para alejar la utopía de la igualdad un par de milenios. Hasta que todos seamos iguales y pensemos igual. O hasta que el sol engulla la Tierra, lo que suceda primero.

lunes, 17 de agosto de 2009

AFRICA /by José Saramago


África By José Saramago

En África, dijo alguien, los muertos son negros y las armas son blancas. Sería difícil encontrar una síntesis más perfecta de la sucesión de desastres que fue y sigue siendo, desde hace siglos, la existencia en el continente africano. El lugar del mundo donde se cree que la humanidad nació no era ciertamente el paraíso terrenal cuando los primeros “descubridores” europeos desembarcaron (al contrario de lo que dice el mito bíblico, Adán no fue expulsado del edén, simplemente nunca entró en él), pero con la llegada del hombre blanco se abrieron de par en par, para los negros, las puertas del infierno. Esas puerta siguen implacablemente abiertas, generaciones y generaciones de africanos han sido lanzadas a la hoguera ante la apenas disimulada indiferencia o la impúdica complicidad de la opinión pública mundial. Un millón de negros muertos por la guerra, por el hambre o por enfermedades que podrían haber sido curadas, pesará siempre menos en la balanza de cualquier país dominador y ocupará menos espacio en los noticiarios que las quince víctimas de un serial killer. Sabemos que el horror, en todas sus manifestaciones, las más crueles, las más atroces e infames, barre y asola todos los días, como una maldición, nuestro desgraciado planeta, pero África parece haberse convertido en su espacio preferido, en su laboratorio experimental, el lugar donde el horror se siente más a sus anchas para cometer ofensas que creíamos inconcebibles, como si los pueblos africanos hubiesen sido señalados al nacer con un destino de cobayas, sobre las que, por definición, todas las violencias serían permitidas, todas las torturas justificadas, todos los crímenes absueltos. Contra lo que ingenuamente muchos se obstinan en creer, no habrá un tribunal de Dios o de la Historia para juzgar las atrocidades cometidas por hombres sobre otros hombres. El futuro, siempre tan disponible para decretar esa modalidad de amnistía general que es el olvido disfrazado de perdón, también es hábil en homologar, tácita o explícitamente, cuando tal convenga a los nuevos arreglos económicos, militares o políticos, la impunidad de por vida a los autores directos e indirectos de las más monstruosas acciones contra la carne y el espíritu. Es un error entregarle al futuro el encargo de juzgar a los responsables del sufrimiento de las víctimas de ahora, porque ese futuro no dejará de hacer también sus víctimas e igualmente no resistirá la tentación de posponer para otro futuro aun más lejano el mirífico momento de la justicia universal en que muchos de nosotros fingimos creer como la manera más fácil, y también la más hipócrita, de eludir responsabilidades que solo a nosotros nos caben, a este presente que somos. Se puede comprender que alguien se disculpe alegando: “No lo sabia”, pero es inaceptable que digamos: “Prefiero no saberlo”. El funcionamiento del mundo dejó de ser el completo misterio que fue, las palancas del mal se encuentran a la vista de todos, para las manos que las manejan ya no hay guantes suficientes que les oculten las manchas de sangre. Debería por tanto ser fácil para cualquiera una elección entre el lado de la verdad y el lado de la mentira, entre el respeto humano y el desprecio por el otro, entre los que están por la vida y los que están contra ella. Desgraciadamente las cosas no siempre suceden así. El egoísmo personal, la comodidad, la falta de generosidad, las pequeñas cobardías de lo cotidiano, todo esto contribuye para esa perniciosa forma de ceguera mental que consiste en estar en el mundo y no ver el mundo, o solo ver lo que, en cada momento, sea susceptible de servir a nuestros intereses. En tales casos solo podemos desear que la conciencia venga, nos tome por el brazo, nos sacuda y nos pregunte a quemarropa: “¿Adónde vas? ¿Qué haces? ¿Quién te crees que eres?”. Una insurrección de las conciencia libres es lo que necesitaríamos. ¿Será todavía posible?

martes, 4 de agosto de 2009

Racismo invisible en España




Amnistía Internacional denuncia que en España "el racismo es invisible" y no se computa

El director de la sección española del organismo sostiene que la Administración no documenta oficialmente los incidentes racistas y xenófobos

El Paísn 03/08/2009


El director de la sección española de Amnistía Internacional, Esteban Beltrán, ha denunciado este lunes que en España "el racismo es invisible" y que "no se documentan oficialmente" los incidentes xenófobos que se producen en el país. Beltrán ha hecho estas declaraciones en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense en San Lorenzo de El Escorial, donde ha inaugurado el encuentro Dignidad y Derechos Humanos. Lucha contra la Impunidad y la Pobreza.

España "es uno de los únicos cinco países de la UE" que no dejan constancia oficial de los incidentes racistas y xenófobos en las escuelas, los lugares de ocio y las comisarías

El director de la organización protectora de los Derechos Humanos alertó de que España "es uno de los únicos cinco países de la Unión Europea" que no dejan constancia oficial de los incidentes racistas y xenófobos que se producen en el ámbito de las escuelas, los lugares de ocio y las comisarías. Según explicó, la última vez que España informó a la Agencia Europea de Derechos Fundamentales, que se ocupa de esta cuestión, se contabilizaron oficialmente entre diez y doce casos de racismo, mientras que el Gobierno británico hablaba de 55.000 incidentes racistas.

Beltrán insiste en que "las políticas de inmigración de los sucesivos Gobiernos españoles has sido vulneratorias de Derechos Humanos y muy mal situadas en materia de racismo y xenofobia". A su juicio, el esfuerzo que se ha hecho desde la Administración ha sido el control fronterizo y no la integración. En este sentido, puso como ejemplo el caso de Mauritania, donde Amnistía Internacional ha documentado cómo las autoridades maltratan a los inmigrantes que quieren viajar a España y cómo existe una colaboración estrecha entre el Gobierno español y el mauritano para impedir la salida de los inmigrantes.

En cuanto a la crisis económica, quiso dejar constancia de la relación de este fenómeno con la inmigración. Según comentó, en momentos de recesión económica el número de inmigrantes disminuye, pero las sociedades se vuelven más ofensivas, con mayores brotes de racismo y xenofobia.

Petición a De la Vega


Por último, Beltrán se ha referido al viaje a Suramérica de la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y ha informado de que Amnistía Internacional ha remitido una carta a De la Vega para que tenga en cuenta una agenda de Derechos Humanos en su viaje, sobre todo en Paraguay y en Colombia. En Paraguay, para que su gobierno readmita las sentencias de la Cumbre Interoamericana que desalojó a la fuerza a los indígenas. En el caso de Colombia, que sufre un conflicto armado, para que haga una declaración pública a favor de los defensores de los Derechos Humanos que sufren el acoso de los paramilitares de la guerrilla y del propio Gobierno colombano.