“Estudia, mi niño, para que mañana seas un hombre de provecho”, nos decían nuestros padres a la gente de nuestra generación. Y podría ser un principio elemental de fácil aplicación también en nuestros tiempos.
Sin embargo, antes y ahora, hay mucha gente que trabaja en cosas que nada tienen que ver con lo que han estudiado. Pasaba antes. Yo mismo he hecho hasta de vendedor, y, sin embargo, estudié Filosofía y Ciencias de la Educación. Pero, sobre todo, pasa ahora y cada día con más intensidad.
Eso motiva que muchos jóvenes no quieran cursar estudios universitarios. ¿Para qué? – te dicen. “Conozco muchos que han estudiado Magisterio, y hoy están trabajando en la construcción”.
Algo está fallando en nuestro sistema. Igual habría que planificar los estudios en función de los mercados o, al menos, el número de estudiantes de determinadas carreras.
Igual habría que introducir nuevas y más fuertes motivaciones para la preparación laboral de nuestros jóvenes.
Lo que sí parece ser cierto es que aquellos que realizan determinados cursos de formación profesional de tipo acelerada, tienen más opciones en el mercado laboral para el cual han sido preparados. Son los famosos cursos para el empleo, o algo así.
Es normal que cuando llegas de adulto a una sociedad diferente por primera vez tengas que trabajar en aquello para lo que no te han preparado. Así, médicos cubanos que comienzan trabajando en la zafra tomatera cuando llegan a Canarias, y tardan unos cuantos años en lograr su objetivo, es el ejemplo normal de muchos colectivos inmigrantes.
Pero no parece tan normal que, después de estudiar cinco o seis años en la Universidad, termines trabajando en cosas para las cuales o no hacía falta estudiar o bastaba con un curso de seis meses. Eso desmotiva para el estudio. Al menos, es lo que se palpa en el ambiente juvenil.
Sin embargo, antes y ahora, hay mucha gente que trabaja en cosas que nada tienen que ver con lo que han estudiado. Pasaba antes. Yo mismo he hecho hasta de vendedor, y, sin embargo, estudié Filosofía y Ciencias de la Educación. Pero, sobre todo, pasa ahora y cada día con más intensidad.
Eso motiva que muchos jóvenes no quieran cursar estudios universitarios. ¿Para qué? – te dicen. “Conozco muchos que han estudiado Magisterio, y hoy están trabajando en la construcción”.
Algo está fallando en nuestro sistema. Igual habría que planificar los estudios en función de los mercados o, al menos, el número de estudiantes de determinadas carreras.
Igual habría que introducir nuevas y más fuertes motivaciones para la preparación laboral de nuestros jóvenes.
Lo que sí parece ser cierto es que aquellos que realizan determinados cursos de formación profesional de tipo acelerada, tienen más opciones en el mercado laboral para el cual han sido preparados. Son los famosos cursos para el empleo, o algo así.
Es normal que cuando llegas de adulto a una sociedad diferente por primera vez tengas que trabajar en aquello para lo que no te han preparado. Así, médicos cubanos que comienzan trabajando en la zafra tomatera cuando llegan a Canarias, y tardan unos cuantos años en lograr su objetivo, es el ejemplo normal de muchos colectivos inmigrantes.
Pero no parece tan normal que, después de estudiar cinco o seis años en la Universidad, termines trabajando en cosas para las cuales o no hacía falta estudiar o bastaba con un curso de seis meses. Eso desmotiva para el estudio. Al menos, es lo que se palpa en el ambiente juvenil.
2 comentarios:
Felicitaciones por tu Blog y por las publicaciones.
Esta nota que publicas, el gran interrogante educativo, también forma parte de una de las tantas preguntas que tienen los jóvenes de mi país. Aún así, sostengo que no debemos avalar el nivelar para abajo.
UN ABRAZO BIEN PORTEÑO. SU
Muy actual esta publicación en tu blog, Armando. La juventud de todo país, frente a el avance evolutivo de la sociedad, que en estos tiempos va a velocidad gigantesca; y estan los jóvenes en la decisión de qué estudiar, que hacer con su futuro, con su vida laboral. Decidir qué especialidad completar y que luego encuentre empleo que le satisfaga en todo sentido, es la gran preocupación. Se hace imperante que los padres sean la temprana motivación en cada niño, ya desde el primer añito, por decir una edad. Para hacer seres pensantes, centrados y felices
Un gran tema con mucho para decir. Saludos caribeños, Lourdes
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