lunes, 24 de diciembre de 2007

Inmigrantes sin destino



Es el problema de siempre con la inmigración. Los que llegan sin documentación. Aquellos de quienes no se puede probar su lugar de origen. Consiguientemente no pueden ser repatriados. Desde Canarias se derivan a otras comunidades autónomas y vagan por las calles por tiempos indefinidos sin que nadie les pueda contratar legalmente. Su único papel es una orden de expulsión, y mientras ésta no se les revoque no podrán acceder a un permiso de residencia o trabajo. Mientras tanto serán mano de obra barata de las mafias empresariales, o clientes de las obras sociales y de los comedores de Cáritas u organizaciones similares. ¿Por qué condenarles a esta situación de ninguneo? Son los nadies de la sociedad. ¿No es más práctico darles un permiso de trabajo temporal hasta que se pueda localizar su nacionalidad de origen o hasta otro plazo que se determine con cierta coherencia? Ni serían víctimas de nadie. Ni necesitarían ir pasando de obra social en obra social. Ni tendrían la tentación de caer en la delincuencia para poder sobrevivir. Costearían la seguridad social, colaborarían con los impuestos y se defenderían por si mismos. ¿No sería todo esto más coherente con la política de derechos humanos que nos preciamos en defender y aplicar?


En medio de todo ello una de las promesas electorales del partido de derecha de nuestro país es no más regularizaciones, no más permisos. De alguna forma están provocando la existencia de mafias internas en el país que explotan laboralmente a un colectivo sin protección alguna. ¡Qué contradicción¡ Quieren luchar contra las mafias del exterior olvidándose de las interiores y nacionales.


¿Dónde pasará este colectivo las fiestas de Navidad? ¿las llamadas fiestas de la solidaridad?

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