viernes, 27 de junio de 2008

Mohamed Daddach en la Reserva de la Biosfera



Autor: Juan García Luján

“Ahora, por fin, siento que estoy fuera de la cárcel”, fue lo primero que dijo Siddi Mohamed Daddach cuando los periodistas noruegos le pusieron delante unos micrófonos en noviembre de 2002. Daddach acababa de llegar a la ciudad de Bergen para recoger el prestigioso Premio Rafto, considerado el Nobel de los Derechos Humanos. Lo primero que pidió fue que lo miraran en un hospital. Daddach sabía que pasar 24 años en las cárceles de Marruecos no era muy sano y sus amigos le aconsejaron que aprovechara su estancia en Noruega para que le hiciesen un reconocimiento médico.



Lo segundo que hizo Daddach en Noruega fue encontrarse con su madre, a la que no veía desde hacía 27 años. La madre de Daddach es una de esas mujeres saharauis que ha sabido resistir al duro castigo que supone que te echen de tu tierra, y ha actuado como Pelagia para defender a su hijo Paul en la novela "La Madre" de Máximo Gorki. Hasta el despacho del Secretario General de la ONU en Nueva York llegaron decenas de cartas escritas por la madre de Daddach desde los campamentos de refugiados de Tinduf, en Argelia, la madre coraje le contaba al dirigente de Naciones Unidas que su hijo estaba en la cárcel por defender la Autodeterminación del pueblo Saharaui aprobada por la ONU y que la injusticia marroquí quería aplicarle una sentencia de condena a muerte. Gracias a la concesión del Premio Rafto, Mohamed Daddach pudo abrazar a su madre en Noruega después de 27 años de separación.

Me hubiera gustado que el propio Mohamed Daddach hoy nos hubiese contado su historia delante de los micrófonos de El Correíllo, pero no pudo ser. El defensor de los derechos humanos no ha podido viajar a Canarias para participar este viernes en las jornadas organizadas por la Asociación Internacional de Juristas por el Sáhara. Los organizadores hicieron todas las gestiones legales necesarias ante las autoridades españolas para que Daddach viajase con sus documentos hasta Canarias. Presentaron todos los papeles que les pidieron en tiempo y forma porque sabían que podrían tener problemas. Pero la respuesta fue NO. Sin más explicación. Podían haberle concedido el permiso, pero no se lo concedieron y punto. Los miembros de la Asociación Canarias de Solidaridad con el Pueblo Saharaui creen que detrás de esta negativa está el deseo de las autoridades españolas de no incomodar a Marruecos. El testimonio de Mohamed Daddach podría haber servido para mostrarnos qué hay detrás de la propaganda del gobierno marroquí que habla del desarrollo de la “democracia” en el Reino de Mohamed VI. Las palabras verdaderas de Mohamed Daddach, considerado el Nelson Mandela norteafricano, estropean la propaganda marroquí y el gobierno de Zapatero no quiere molestar a su aliado en el Magreb.

Después de pasar 24 años en la cárcel Mohamed Daddach no tiene fuerzas para montarse en un cayuco, que es la única alternativa que deja Europa a los miles de africanos que intentan entrar legalmente pero en las embajadas y consulados se les dice que NO sin más explicaciones. Ayer en el Parlamento de Canarias los diputados del PP y Coalición Canaria votaron en contra de la construcción de un Centro de Retención de Extranjeros en Lanzarote, uno de los argumentos fue que la isla es Reserva de la Biosfera. El PSOE los acusó de racista. La historia de Mohamed Daddach retrata a estos tres partidos que, a pesar del teatro político, siempre han defendido la misma política de Extranjería. Siguiendo el discurso de los parlamentarios canarios supongo que deberíamos hacer una fiesta porque gracias a las autoridades españolas hoy tenemos a un africano menos en nuestra Reserva de la Biosfera. ¡Qué asco me dan!


Fuente: http://www.canariasahora.es/opinion/2759/

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