martes, 17 de marzo de 2009

25 años de la Ley de Asilo

El asilo, una expecie en extinción


“En 1977, España adquiere un primer compromiso con el derecho de asilo, tal y como se configuró en los grandes tratados internacionales de la posguerra, con la adhesión a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y, un año más tarde, la ratificación de la Convención de Ginebra sobre los refugiados de 1951. Con la aprobación de la Constitución de 1978, en su artículo 13.4, el derecho al asilo se asienta de manera definitiva en nuestro ordenamiento jurídico, remitiendo la concreción de los términos de su ejercicio a una futura ley.

La ley 5/1984, de 26 de marzo, reguladora del derecho de asilo y de la condición de refugiado, hoy vigente, aunque modificada en profundidad por la Ley 9/1994, de 19 de mayo, estableció los criterios más generales del procedimiento y los derechos básicos de los refugiados; la modificación introducida en 1994, en especial los plazos de detención en el procedimiento de admisión a trámite en frontera, fue objeto de una amplia polémica y fue recurrida ante el Tribunal Constitucional por el Defensor del Pueblo.

Hoy veinticinco años después de su aprobación se encuentra en el Congreso de los Diputados un proyecto de nueva ley de asilo, consecuencia en gran medida de la armonización de esta normativa en la Unión Europea; esta coyuntura ofrece una excelente oportunidad para llevar a cabo un balance de la ley 5/1984, sus modificaciones y su aplicación, así como reflexionar sobre los cambios necesarios para que se mantenga esa aspiración que de una manera tan elocuente recogió la ley 5/1984 en su artículo primero: El territorio español constituirá un refugio inviolable para todas las personas a quienes se conceda asilo.”


Son los deseos que plantea CEAR en www.cear.es organizando para ello una reflexión en el día de hoy y en un momento en que todo parece indicar un retroceso que perjudica a los más débiles y especialmente a aquellos cuya vida o integridad física están en peligro por un motivo u otro de tipo político, social o religioso, no digamos si añadimos también los motivos económicos. Digamos que hoy es una de las tantas especies en peligro de extinción.


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