jueves, 19 de febrero de 2009

Frialdad burocrática



"La actualidad nos trae noticia palpitante, en carne viva, de asuntos sobre los que estábamos tratando con frialdad burocrática"

"Pasa muchas veces y hoy ha vuelto a ocurrir. La actualidad nos trae noticia palpitante, en carne viva, de asuntos sobre los que estábamos tratando con frialdad burocrática. Pasa mucho. A menos de veinte metros de la costa de Lanzarote volcaba una patera, y dejaba en nuestro litoral veintiún cadáveres, catorce de ellos menores de edad. Cuando esto ocurría estábamos conociendo la nota de una comisaría de Madrid, que fijaba como objetivo para sus policías la detención de un cupo mínimo de inmigrantes sin papeles; a bulto, carne a peso. Rubalcaba explicaba luego que debió haber un malentendido en la interpretación de las órdenes, pero la doble escena -Lanzarote y los arrestos a tanto la pieza- constituye un todo indigerible, vomitivo mas bien, para estómagos con alguna sensibilidad humana o democrática. Ahora bien, siendo sinceros, ¿cuánto de sensibilidad humana o democrática le queda a nuestro estómago individual y social?. Seguramente muy poco.

Los cayucos abarrotados de famélicos explotados ya no nos dan ni frío ni calor. Son imágenes de rutina. Y los inmigrantes nos parecen seres humanos solamente en época de prosperidad. Si acaso, en tiempos de crisis son sombras amenazantes, a las que quisiéramos ver evaporarse, con sus familias incluidas, allá por donde vinieron. Si el Ministerio ha dado esa orden, o una parecida, si los policías la cumplen, y patrullan nuestras calles para cazar a lazo inmigrantes (tantos al día, tantos a la semana, tantos al mes), como se recogen los cubos de basura, tendremos que aceptar dos verdades durísimas. Primera: que eso es repugnante, indigno de una sociedad civilizada, y dos: que eso es lo que quiere un altísimo porcentaje de la población.
En materia de inmigración, hace mucho que el llamado mundo civilizado ha interiorizado un discurso utilitarista, ajeno a los derechos humanos, menos diferente de lo que creemos del viejo pensamiento esclavista. Dicho esto ya podemos preparar nuestras mejores lágrimas de cocodrilo. Nos vamos a Lanzarote."
Iñaki Gabilondo, en la cuatro, 16 02 09

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