lunes, 12 de enero de 2009

No olvidamos

NO OLVIDAMOS
(José Miguel Junco)
Llega brotando la sangre
Desde todos los rincones
No es necesario un palangre
Para pescar corazones
Rotos en la madrugada.
Se desprenden conclusiones:
La vida no vale nada
Cuando suenan los cañones
Y la gente, desarmada,
Cae presa del desvarío
Como mueren los gorriones
Congelados por el frío.
El abrazo se evapora,
La risa pierde sentido,
En el suelo un niño herido
Muere mirando la aurora
Pidiendo una explicación:
¿Por qué sin haber vivido
Se acaba aquí la canción?
Ni las estrellas del cielo,
Ni la luna, compungida,
Entienden cómo la vida
Queda sumida en un duelo
Tras la amarga despedida
Del niño que está en el suelo.
Vuelan las piedras con ira,
Los gritos desconsolados,
El sol con vergüenza mira
Los cuerpos que destrozados
Ponen fin a la partida.
Ni los siglos transcurridos,
Ni la experiencia adquirida
Han hecho que los bandidos
Entonen la despedida,
Mientras que los agredidos
Tienen que emprender la huida
Al verse desasistidos.
En este trance fatal,
Sabiendo que no es casual
Por desgracia lo ocurrido
No hacemos caso a lo oído
Porque todo nos da igual:
Pues nosotros no hemos sido
Los causantes de ese mal:
¡Cualquiera sabe al final
Lo que de verdad ha ocurrido!
Y dejamos que el olvido
Con su poder colosal
Disipe lo acontecido.

1 comentario:

Pacogor dijo...

Al amigo palestino (homenaje a Mahmud Darwish)

Pueden hacerte lo que quieran:
Establecerse, reventarte,
echar abajo las paredes de tu casa,
romper huesos, derramar sangre,
torturar dignidades, asesinar niños,
hacer desaparecer a los amantes,
secuestrar a los amigos...
Harán lo que se les ocurra
convencidos de su superioridad:
El cinismo de los poderosos
juega a su favor.
Aunque pelees con dignidad
tienen armas poderosas,
y el orgullo puede ser aniquilado
por la acción conjunta
de los aviones y los tanques.
Pero no te queda otra:
has de pelear porque es tu destino,
y es tu pueblo el que sufre.
Y así descubrirás
que dos personas peleando
hombro con hombro,
pueden esquivar carros de combate,
un grupo solidario
sabrá prevalecer en la destrucción,
un ejército armado de convicciones
avergonzará sin remedio
al que avanza abriendo fuego.
Superarás el sufrimiento
con apoyo y esperanza mutuas.
Primero serán dos,
con cuatro ya tendrás un comité,
con veinte podrás recaudar fondos,
cien llenarán una plaza,
y a partir de ahí todo será posible,
hasta que diez millones
consigan la paz necesaria,
ofrezcan con generosidad el perdón,
y recuperen para siempre
una patria en su propia tierra.