En una recién entrevista por la cadena televisiva oficial el presidente del Gobierno de Canarias dijo, entre otras cosas, que su interés en conversar con su homólogo a nivel nacional, de todo el Estado, era, entre otras cosas, para que estos dejaran de filosofar sobre el tema de la inmigración y tomaran conciencia del drama de la misma, de la gente que muere en el camino y que comenzaran a hacer cosas.
Personalmente me parece muy grave esta afirmación: como si el gobierno central nunca hubiera hecho nada para intentar atajar, ellos dicen poner soluciones pero eso es un tema más profundo y a largo alcance, el hecho migratorio. De todos es conocido el tema de la policía, de los barcos, de la ayuda humanitaria a la llegada al muelle, en medio del mar, de los dispositivos del famoso Frontex y un largo etcétera. Otra cosa es que esa sea la única solución. Pero que han hecho cosas, y entre ellas también regularizar personas que llevaban mucho tiempo en España de forma ilegal, así como relacionar inmigrantes que llegan con contratos en origen y visados por la embajada española del país de origen.
Que faltan muchas cosas, sí. Pero que el Gobierno no ha tomado conciencia del problema me parece que es un arma arrojadiza electoral amén de una mentira. Y no debe hacer eso el presidente de un gobierno regional. Si eso no es crear crispación, que vengan y nos expliquen el término los ilustres de la Real Academia de la Lengua.
Y amén ha dicho el presidente de Canarias pues que casi todo el problema es porque aquí no tenemos competencias, porque si no se hubiera solucionado ya con cupos de contratos en origen a cambio que los gobiernos de países de salida migratoria lucharan contra las mafias. Pero ¡si eso se está haciendo ya¡ Y aparte de que es una de las soluciones posibles, solo es una solución parcial. Bien sabe el presidente del gobierno de Canarias que por muchos contratos en origen que se hagan, siempre será por cupos –nos lo ha dicho, porque además por otra parte habla de primar contratos para gente que viva en Canarias con más de tres años de residencia fiscal-, mientras exista un barrio norte rico y un barrio sur pobre, nada va a impedir a éstos querer vivir como aquellos, y, movidos por ello, siempre se seguirán moviendo, no solo porque la necesidad les aprieta sino porque además es un derecho que les asiste.
Me sonroja y enoja al tiempo que se haga de esta necesidad y drama de las personas un arma arrojadiza electoral y se mienta sobre este grave fenómeno
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